sábado, junio 04, 2005

¿Debemos 'utilizar' el teatro en la Iglesia?


Pensar y decir que debemos 'utilizar' el teatro en la Iglesia, quizá suene un poco tosco para algunos.

Quizá deberíamos decir que lo correcto es 'administrar' el teatro en la Iglesia, o dicho de mejor manera: Debemos dejar que Dios utilice este arte profético en la Iglesia.

A veces el pensamiento carnal nos empuja a creer que podemos 'usar' las cosas de Dios a nuestro antojo y, haciéndolo, alejamos de nosotros la bendición. A veces pensamos que el tener un don nos obliga a aprender a 'usarlo', eso es un error desde mi punto de vista.
Lo que deberíamos hacer (habiendo descubierto un don o no) es colocarnos bajo la autoridad divina, de tal manera que Dios, no encuetre impedimentos alguno en poder 'usarnos' a nosotros conforme el poder de Su Voluntad.

El propósito de los dondes nunca fue que el hombre que los tenga pueda gobernarse solo.

Miremos reflexivamente la vida del Sansón, el juez, quien tuvo un gran don que administró conforme a su humana y carnal voluntad, alejando la bendición y protección de Dios de sí. El uso que Sansón dio a sus dones alejo su vida completamente de la voluntad de Dios y del cumplimiento de los propósitos divinos con él en la tierra.

Veamos reflexivamente la vida de un hombre cercano a la vida de Sansón, el profeta Samuel. El don de la profecía y su 'uso' es en nuestros días tan atractivo y apetecido por muchos creyentes, pero qué buen ejemplo podemos tener los profetas de hoy al observar las leyes que rigieron la vida de Samiel. Él 'se abandonó' en las manos de Dios, de tal manera que su don no era el motor que empujaba su vida, su motor era Dios, su don era una herramienta poderosa con la que Dios lo había capacitado para poder cumplir la divina voluntad en forma más eficaz. Qué diferente ésta óptica a la de Sansón, para quien el principio y fin de cada uno de sus días era su don, su gran fuerza.

Es necesario en estos días que más mujeres y hombres de Dios, se coloquen bajo la línea de autoridad correcta para que no solo el mundo sea bendecido, sino para que sus vidas cumplan el propósito de estar en esta tierra. Hombres y mujeres de Dios son tentados día a día a 'tomar' las riendas de sus vidas y 'usar' sus dones a su gusto, como lo hizo Sansón. Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros están en la mira del enemigo cada día y son blanco de ataques de todo tipo.

Los actores profétcios no son la excepción, la vanidad y el capricho hace presas de todos los corazones humanos, solo hay Uno que nació, vivió y murió en el perfecto cumplimiento de su llamado, dones propósito y voluntad divina: Jesús. No 'utilicemos' el teatro ni la artes, dejemos que Dios gobierne las vidas y voluntades de los llamados al arte profético en sus múltiples manifestaciones: danza, pantomima, canto, música, etc.

Como artistas proféticos, debe ser nuestra meta y nuestro deber abrir y rendir nuestros corazones a la voluntad y deseo divino: Dejarnos utilizar por el Santo de los santos.

El Maestro de todas la artes, nos guíe día a día para colocarnos bajo su mando, poder y dominio, y así ser de bendición para un mundo necesitado de Dios.

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